Entrega del Reconocimiento Francisco A. Muñoz Muñoz

Así fue el acto de entrega al profesor Vicent Martínez Guzmán. Director honorífico de la Cátedra UNESCO de Filosofía para la paz de la Universitat Jaume I de Castellón, del Reconocimiento Francisco A. Muñoz Muñoz, celebrado en las Jornadas «Retos para la convivencia y la paz en las ciudades» en Madrid los días 1 y 2 de diciembre.


La interpretación del Premio Francisco A. Muñoz por su autor Isidro López-Aparicio, miembro querido del Instituto de la Paz y los Conflictos:

«Esta es la escultura que he hecho para el Reconocimiento Francisco A. Muñoz y que entregó Cándida Martínez, con palabras que a todos nos han emocionado, en el congreso de AIPAZ a Vicent Martínez».
Es un “anti trofeo” homenaje a mi querido amigo Francisco A. Muñoz, en el que los que lo queremos lo reconocemos: la montaña y el camino es lo primero que lo compone, pues todo se ha generado a partir de paseos compartidos en otra hora con Paco y que ahora nos ha seguido acompañando para seleccionar la piedra sobre la que he grabado el dibujo rupestre de Vélez Blanco (el pueblo de Cándida y que el tanto amó) y que Paco bautizó como “siete colegas” desde su imaginación y su deseo de encontrar las raíces de La Paz en la naturaleza propia del ser humano y su necesidad en la convivencia. Las maderas grabadas son de Olivo, el árbol que une al mediterráneo y cargado de simbolismos de paz. Todo genera un conjunto modular con el que se pueden construir infinidad de presentaciones, transformaciones a un conflicto formal, símbolo de su entendimiento dinámico de La Paz imperfecta como algo dinámico y mutable sobre el que hay que estar atentos y propiciar su existencia, su educación y su transmisión.
Un orgullo y una responsabilidad haber hecho este “anti trofeo” para un “no premio” sino un reconocimiento de paz.


A Francisco A. Muñoz, nuestro amigo y compañero del alma…

(Ana Barrero Tíscar, presidenta de AIPAZ)

No es tan fácil ni evidente escribir sobre una figura como Paco Muñoz. No cuando lo viste sólo un par de veces. La aproximación que se impone es la del investigador, la del académico, la del filósofo… pero la experiencia breve de conocerle obliga a reconocer primero al hombre, al Paco cálido, divertido, agudo e imponente en su altura y en su abrazo.

Como tantos otros andaluces, Paco Muñoz, era locuaz, pero con una distinción especial, tenía una voz que buscaba la proximidad personal, esto facilitaba que el diálogo con él se estableciera con suma facilidad pues sus intervenciones iban siempre acompañadas de una sonrisa franca que facilitaba la empatía. De conversar con Paco de cuestiones sociales, percibías que su visión del mundo era abierta, plural, cosmopolita, profundamente democrática y sin lugar a dudas pacifista.

Conocí a Paco en la reunión para decidir la posición de Aipaz sobre el proceso catalán. Ese debate en Madrid abrió un pequeño proceso para consensuar una respuesta común, de lo que resultó un posicionamiento en el que todos y todas nos sentimos cómodos. En esto, como en otras cosas, hemos inventado nosotros. La receta es de kilómetro cero. Y su cocinero fue Paco.
Una paz imperfecta para un país imperfecto.

Pensar en Paco es pensar en la vida,
Con toda su plenitud, fuerza y belleza.
Siempre te he admirado por tu capacidad para el disfrute,
Para convertir las cosas pequeñas en grandes y especiales.

Me gustaba los ojos con los que miraba la vida. Cuando hablaba de que había que aprender a vivir. En una de sus entradas al Blog comentaba sobre el triste sonido de las campanas de la iglesia para los funerales, y proponía que el Ayuntamiento «tuviera un servicio alternativo de megafonía en el cual celebre efusivamente cada vez que haya un nuevo alumbramiento. Al fin y al cabo es una buena noticia que nos llena a todos de esperanza».

Me encantaba su sonrisa, que en Aragón llamaríamos socarrona, con un punto de sorna, y un sentido del juego en las relaciones, con el que sabía envolver a quienes lo rodeaban. Era un hombre comprometido y feliz. Y en ese halo de compromiso y alegría, nos envolvió a todos.

Querido Paco: el café lo tomamos tu y yo en Castellón de la Plana, en los dominios del común amigo Viçent M. Guzmán. La taza ya estaba por la mitad cuando el empujón de un cliente lanzó su líquido contenido sobre mi blanca camisa. La risotada fue solemne. El calorcillo del café se arrebujó en mi pecho y ambos entendimos que habíamos disfrutado de un rato de paz imperfecta. Hoy te devuelvo aquella sonrisa y aquella generosa invitación, envuelta en el ideal pacífico de un gozoso recuerdo que motiva a tus compañeros de AIPAZ a seguir construyendo las paces, aunque sea de una manera imperfecta.

Ahí estaba Paco Muñoz comprometido y con entusiasmo nos hacía partícipes de sus «descubrimientos» y lo hacía contento y con alegría, «que así llegan más todos los SABERES… Cuántos saberes y aprendizajes compartidos con Paco, y cuántas risas «habrá que irse» nos decía.

Paco, nos dejaste demasiado pronto. Lo cual nos sigue causando una tristeza abisal… Tanto aún por compartir. Pero pensemos desde la imperfección y planteémosnos: cuánto, cuantísimo nos has dado. Cuánta investigación has generado. Cuánta felicidad y generosidad has repartido.

Solías decir que los y las investigadores para la paz somos “náufragos y navegantes en la búsqueda de un mundo más pacífico, justo y sostenible”. Sin lugar a duda navegamos con nuevas herramientas y con un horizonte más abierto gracias a tu importante contribución a los estudios para la paz. Tu legado seguirá por siempre presente en nuestra mente, en nuestra actividad académica y en nuestros corazones.

AIPAZ se ha sostenido como organización,
porque nos hemos ido conociendo y aceptando con los años,
porque hemos sabido incorporar la diversidad de saberes,
porque hemos encontrado una manera constructiva de estar juntos,
de querernos y apoyarnos.

Y tú gran defensor del “amor” como motor de cambio y transformación,
Has sido un persona clave en todo este proceso,
Y por eso tu ausencia se siente fuerte, inaceptable…

Amigos y amigas de AIPAZ, 2016

*Párrafos de las palabras que los/as amigos/as y compañeros/as de la Asociación Española de Investigación para la Paz (AIPAZ) dedicaron a Paco Muñoz en el Homenaje que se le hizo en la Asamblea de 2016, celebrada en Jerez de la Frontera.

Algunas imágenes del acto:

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